Calle circular y balsa

Desde la puerta del poblado, una calle semiempedrada da acceso a todas las casas de la zona oeste y sur, y separa estas casas de la balsa y del espacio central abierto, con un ancho que oscila entre 2,5 y 3,5 metros.

La calle presenta una trayectoria curvada, adaptándose a la curvatura de la muralla, en algunos puntos desaparecida, lo que condiciona la disposición de las casas.

Se trata de la única estructura de calle que documentamos en el yacimiento de Els Estinclells. Inicialmente, por su lado norte, en la fachada de las casas 1 y 3, comienza siendo un callejón empedrado, pero a partir del recinto 5 dejó de estarlo.

Por encima del nivel de uso, aparecieron niveles con abundante material cerámico.

En la zona de calle, aparecen algunos silos y también agujeros de poste y recortes de estructuras relacionadas con la funcionalidad de la calle, elementos para reforzar posibles andamios constructivos o agujeros de soporte para posibles porches o balcones en las fachadas de las diferentes casas que se abocan a la calle. En cualquier caso, estos elementos son de difícil interpretación.

En cuanto a los silos, siempre ubicados en zonas de paso, pueden considerarse como estructuras comunitarias. De hecho, en todo el asentamiento de Els Estinclells, han aparecido un total de 8 estructuras de silos bastante similares tipológicamente, que deben considerarse contemporáneos de las 28 estructuras de casas diferenciadas y documentadas en este asentamiento.

Otro de los elementos primordiales a destacar es el de una balsa o cisterna que ocupa parte del espacio central. La cisterna es a su vez una de las raras expresiones en el mundo ibérico de una gestión común de los recursos naturales.

Presenta una planta de forma ovalada irregular en la parte superior y más cuidadosa en las cotas inferiores. Mide 8,30 metros de largo por 6,60 metros de ancho. La profundidad máxima es de 2,35 metros, apreciándose en la parte baja un acabado cóncavo en forma de bañera. A esta base se accedía por dos rampas, una en la parte norte y otra en la parte sur.

Las cisternas son la solución más frecuente para captar y conservar el agua de la lluvia. Se trata de una tradición que se remonta a la época del bronce, y es una constatación de la existencia de un único callejón como espacio de circulación y acceso interno del poblado que se articula en torno a esta.